Castilla-La Mancha: viaje por la increíble tierra de Don Quijote
Parques arqueológicos, ciudades y monumentos Patrimonio de la Humanidad, parques naturales de una gran belleza y paisajes que han conquistado el mundo a través de la obra más importante de la literatura universal. Castilla-La Mancha ofrece planes para todos, e invita al visitante a parar y disfrutar de una tierra increíble gracias a su gran oferta turística.
Mientras se recorren sus cinco provincias, además de pasear por las huellas de las culturas más importantes que han pasado por la península ibérica, las diferentes Denominaciones de Origen de sus productos gastronómicos convierten a la comunidad en un destino perfecto para relajarse y vivir una experiencia que refleja a la perfección el espíritu que une la tradición con la vanguardia.
Si queréis descubrir una de las regiones más completas de España, os invitamos a seguir leyendo para planear una (o varias) escapadas aptas para todos los gustos.
Qué ver y hacer en Castilla-La Mancha
1. Patrimonio cultural de Castilla-La Mancha
Castilla-La Mancha es una tierra increíble, una comunidad autónoma llena de historia. Adentrarse en sus provincias significa descubrir huellas de la Edad del Cobre, restos mudéjares o romanos que dieron forma a un bien único que merece la pena conocer.
Para descubrir la rica herencia cultural de Castilla-La Mancha, nos sumergiremos en sus cinco provincias: Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo. Todas cuentan con lugares que dejan a todo aquel que las visita asombrados gracias a la belleza paisajística y monumental que poseen. ¿Nos acompañáis a explorarlas?
El arte rupestre
¿Sabíais que Castilla-La Mancha cuenta con más de 400 sitios documentados con manifestaciones rupestres? A lo largo de sus diferentes provincias, la comunidad autónoma os llevará a los inicios de la península ibérica a través de sus antiquísimas representaciones artísticas presentes en increíbles parajes naturales. Esta amplia red de enclaves rupestres están declarados como Patrimonio Mundial de la UNESCO, dentro de la declaración del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica.

En primer lugar, viajamos hasta Alpera, en Albacete, para descubrir las pinturas de la Cueva de la Vieja, uno de los conjuntos más representativos del arte rupestre levantino. Sin salir de Albacete, la Cueva del Niño, en Ayna, cuenta con uno de los pocos yacimientos con arte paleolítico que existen en la Meseta.
Otro de los imprescindibles es Abrigo Grande, en Minateda. En Nerpio, también en Albacete, encontramos el conjunto rupestre de la Solana de las Covachas, uno de los más destacados del arte levantino. Y para cerrar con esta provincia, cabe destacar el Parque Arqueológico del Tolmo de Minateda, un asentamiento humano que abarca restos desde la Edad de Bronce hasta el siglo XX.
Pasando a Ciudad Real, las imágenes de la Batanera presumen de ser de las primeras pinturas rupestres de las que se tiene constancia en España y Europa, junto con Peña Escrita. Por su parte, el Esquemático Chillón, en la parte alta del cerro de Narón, se han hallado muestras de pinturas rupestres que prueban la existencia de asentamientos prehistóricos en la zona.
Cambiando de provincia, concretamente en Cuenca, merece la pena visitar el conjunto urbano de Villar del Humo. Este yacimiento de la Sierra de las Cuerdas, cuenta con 31 estaciones con pinturas rupestres de dos estilos diferentes. Esto hace que sea uno de los conjuntos rupestres más importantes de la península ibérica.
En lo que respecta a Guadalajara, habría que destacar la cueva de los Casares, dentro del Parque Natural del Alto Tajo. Si os apetece ver representaciones de cazadores y recolectores del neolítico, tan solo tenéis que visitar los Abrigos Rupestres de Rillo de Gallo. Y para terminar, en Quero, Toledo, os espera la estación rupestre de Casa del Oro.
Parques Arqueológicos
Para seguir disfrutando de esta tierra increíble, Castilla-La Mancha nos permite seguir indagando en el pasado gracias a los numerosos yacimientos arqueológicos que posee. Estos lugares os harán descubrir la historia al aire libre, viendo como el pasado se mantiene vivo a pesar del paso de los años y conociendo civilizaciones ya desaparecidas, pero que contribuyeron a la creación de nuestra cultura actual.

Prueba de ello es el Parque Arqueológico de Recópolis, en Guadalajara. Formada por los yacimientos arqueológicos de la ciudad visigoda de Recópolis y la ciudad andalusí de Zorita, es un auténtico imprescindible para los amantes de la historia. Toledo se debe sentir orgullosa de contar con el Parque Arqueológico de Carranque, una villa romana que llegó a ser uno de los más importantes centros de poder de la zona en la época tardorromana. Sus espectaculares mosaicos son unos de los más importantes de la Península Ibérica.
Los restos de la antigua ciudad romana de Segóbriga, en la localidad conquense de Saelices, nos traslada a un castro celtíbero conquistado posteriormente por los romanos en el siglo II a.C., llegando a ser capital de esta parte de la Meseta. Podéis conocer este yacimiento celtíbero y romano gracias a la excursión a Segóbriga y la villa romana de Noheda, la conocida como “la Pompeya española”.
Pasando a Ciudad Real, el Parque Arqueológico de Alarcos abarca desde la Edad de Bronce hasta finales de la Edad Media, lugar que muestra siglos de historia por los que pasaron diferentes civilizaciones y que hacen un repaso increíble a diferentes momentos que marcaron un antes y un después en el crecimiento y desarrollo de la región.
Otro de los parques arqueológicos manchegos es el del Tolmo de Minateda, en Albacete. Enclavado en el término municipal de Hellín, sobre un cerro de 500 metros de altura, acoge un yacimiento que se remonta a la Edad de Bronce. ¿Uno de sus grandes atractivos? Se tiene constancia de que fue uno de los grandes bastiones de la época Ibero-Romana, convertido en municipio durante la época de Augusto y que, posteriormente, resurgió durante la época visigoda. ¡Un auténtico viaje en el tiempo!
Minas de Almadén
¿Sabíais que Castilla-La Mancha cuenta con las minas más antiguas del mundo? Se trata de las Minas de Almadén, en Ciudad Real, un parque minero Patrimonio Mundial de la Humanidad con más de 2000 años de historia.
Para comprender la historia de las Minas de Almadén habría que remontarse a la época romana, donde hubo un complejo minero inicial en el que se produjo bermellón para la industria textil. Durante la explotación musulmana, este complejo sirvió como centro de abastecimiento de mercurio para la medicina y la alquimia. Sin embargo, la consolidación económica territorial llegó tras la conquista castellana, con la Orden de Calatrava, produciendo mercurio y bermellón para Europa, el Mediterráneo y Asia.

Si os decidís por visitar las instalaciones del Parque Minero, podréis conocer la mina interior, bajando en una jaula a través de un pozo para contemplar las diferentes galerías y explotaciones de los siglos XVI, XVII y XVIII. Además, se puede ver en el exterior los Hornos de Aludeles o Bustamante, el Centro de Recepción, el Centro de Interpretación de la Minería o el Museo del Mercurio.
Sin duda alguna, uno de los lugares de Castilla-La Mancha que refleja el destacado papel de la comunidad en la evolución de la minería y en el desarrollo del legado industrial europeo.
Toledo y Cuenca, ciudades Patrimonio de la Humanidad
Aunque es de sobra conocida la belleza de Toledo, no podemos dejar pasar el rico legado cultural que posee. Conocida como la Ciudad de las Tres Culturas, por ella pasaron musulmanes, judíos y cristianos, dejando un casco histórico de una arquitectura excepcional. La Puerta de Bisagra, el Alcázar, la Catedral, la Plaza de Zocodover, el Museo del Greco o la Sinagoga de Santa María La Blanca son lugares que no pueden faltar en cualquier visita guiada por Toledo.
Además, la capital de Castilla-La Mancha se puede visitar, si os planificáis bien, en tan solo un día, ya sea por vuestra cuenta o bien realizando una excursión a Toledo de día completo con entradas desde Madrid. En caso de querer conocer la ciudad solos, podéis consultar la guía sobre qué ver en Toledo en un día, donde se recogen los monumentos imprescindibles de una de las ciudades más ricas en historia y bienes culturales de la región.

Otra de las ciudades Patrimonio de la Humanidad de las que presume Castilla-La Mancha es Cuenca, una tranquila urbe que invita al visitante a alejarse del ajetreo de las ciudades grandes y disfrutar de un ambiente relajado. Eso sí, todo esto rodeado de un acervo cultural de un valor incalculable. Prueba de ello son sus famosísimas Casas Colgadas, su Catedral, el Puente de San Pablo o la Torre Mangana.
Al igual que en Toledo, el tour de Cuenca al completo con entradas es un plan perfecto para que no os perdáis nada de esta ciudad llena de historia y de curiosidades. Si os estáis planteando realizar una escapada de un día, podéis reservar la excursión a Cuenca y la Ciudad Encantada desde Madrid, con la que además visitaréis un Sitio Natural de Interés Nacional que cuenta con un paisaje kárstico moldeado durante millones de años y que ha dado origen a curiosas formaciones rocosas.
Más allá de estas dos ciudades, la comunidad cuenta con un sinfín de localidades y monumentos que reflejan el legado cultural de una completa región que nunca se acaba de descubrir. Prueba de ello son las localidades de Alcalá del Júcar, Almansa, Sigüenza, Ocaña, Brihuega o Campillo de Ranas, ejemplo de la Arquitectura Negra de Guadalajara.

2. Ruta del Quijote
“Que no son gigantes, sino molinos de viento”. ¿Puede haber una frase que represente mejor la Ruta del Quijote? Los paisajes manchegos inmortalizados por Miguel de Cervantes en la célebre novela Don Quijote de la Mancha es uno de los mejores recorridos para conocer el corazón de Castilla-La Mancha.
Seguir los pasos del ilustre hidalgo Don Quijote y Sancho Panza es un plan perfecto para sumergirse en la cultura y la historia de La Mancha, conociendo pueblos llenos de encanto que guardan una estrecha relación con uno de los libros más importantes y aclamados de la historia de la literatura universal. Molinos de viento, el amor por Dulcinea y una gastronomía que os hará viajar en el tiempo os harán enamoraros de una tierra llena de encanto.
Para ello, la Ruta del Quijote se puede realizar en diferentes días, dependiendo del tiempo del que dispongáis y desde donde queráis comenzar. Muchas de ellas comienzan en Alcalá de Henares, lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes, o desde Madrid, aunque puede adaptarse al gusto del viajero. No obstante, os aconsejamos reservar entre 4 y 7 días para conocer tranquilamente las paradas que se pueden realizar en esta ruta. ¿Comenzamos, escudero?
Una de las primeras localidades por las que pasa la Ruta del Quijote es Tembleque, en Toledo. Situada a poco más de una hora de Madrid, cuenta con una Plaza Mayor perfecta para apreciar la arquitectura típica manchega de plaza porticada, al estilo de los antiguos corrales de comedia. Después, os espera Consuegra y su impresionante horizonte lleno de molinos de viento y el Castillo de La Muela. Considerado por muchos como uno de los pueblos más bonitos de Castilla-La Mancha, podéis aprender toda su historia y su relación con las aventuras de Don Quijote y Sancho Panza realizando una visita guiada por Consuegra o reservando una excursión desde Madrid.

Saltando a la provincia de Ciudad Real, llegamos a Alcázar de San Juan para seguir con los paisajes de los emblemáticos molinos de viento. Aquí encontraréis cuatro molinos muy bien conservados y calles llenas de historia donde imaginar la vida de los antiguos hidalgos. Para ello, podéis visitar el Museo Casa del Hidalgo, el Torreón del Gran Prior o el Centro de Interpretación Cervantino. ¿Sabíais que Alcázar de San Juan nombró a Cervantes como hijo predilecto?
Para seguir con la temática de los gigantes que vio Don Quijote subido en su caballo Rocinante, Campo de Criptana es otra de las paradas imprescindibles, pues, según dicen los expertos, son estos los que inspiraron a Cervantes y que plasmó en su novela. Además, si paráis en esta localidad de Ciudad Real, no podéis dejar de pasear por su barrio del Albaicín, cuyas casas de fachadas azules y blancas al más puro estilo manchego os dejarán completamente enamorados.
Muy cerca de Campo de Criptana se encuentra El Toboso, hogar de Dulcinea, el eterno amor de Don Quijote. Este pequeño pueblo toledano fue utilizado por Miguel de Cervantes para ambientar el hogar de uno de los icónicos personajes de su obra. Se dice que el personaje está inspirado en Ana Martínez Zarco de Morales, la “dulce Ana”. A día de hoy se puede visitar la Casa de Dulcinea, un caserón manchego del siglo XVI donde se recrea el estilo de vida de la época.
Si optáis por la visita guiada por El Toboso con la Casa de Dulcinea, descubriréis además el pasado de este pueblo manchego así como monumentos como la iglesia de San Antonio Abad, el convento de las monjas Trinitarias o el legado de Cervantes en sus calles.

Una de las paradas que se suele realizar en la Ruta del Quijote es en Mota del Cuervo, donde se encuentra otro bonito conjunto de molinos de viento. Sin embargo, si os apetece cambiar un poco de temática, a tan solo 18 kilómetros, se puede visitar el Castillo de Belmonte, un auténtico tesoro del Renacimiento conquense que merece la pena conocer. Reservando la entrada, exploraréis una de las principales fortalezas de Cuenca reformada por Eugenia de Montijo, la esposa del emperador Napoleón III de Francia.
Tras esta breve incursión en la provincia de Cuenca, os sugerimos regresar a Ciudad Real para visitar Tomelloso. El Museo del Carro y Aperos de Labranza, la Posada de los Portales o el Museo al pintor local Antonio López Torres. ¿La mejor forma de no perderse ningún detalle? Reservando una visita guiada por Tomelloso, un tour lleno de arte, historia, arquitectura y tradición vinícola, pues la localidad cuenta con más de 2000 bodegas subterráneas que también se pueden conocer realizando una visita guiada por las cuevas-bodegas de Tomelloso.
Dejando atrás Tomelloso, la Ruta del Quijote llega a uno de los puntos más controvertidos del Campo de Montiel. ¿Cuál es el famoso “lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme”? Muchos relacionan el comienzo del Quijote con Argamasilla de Alba, donde se conserva la Casa y Cueva de Medrano. Allí estuvo prisionero Cervantes, por lo que, según la leyenda, se dice que fue aquí donde se empezó a escribir las aventuras del Ingenioso Hidalgo. Sin embargo, hay otros muchos que apuntan a Villanueva de los Infantes como el origen del Quijote.
Sea como fuera, ambas localidades no pueden faltar en vuestro recorrido literario manchego, pues representan a la perfección el distinguido patrimonio arquitectónico de la zona. Por las calles de Villanueva de los Infantes pasaron figuras como Lope de Vega o Quevedo, enterrado este último en la Iglesia de San Andrés. El tour por Villanueva de los Infantes al completo os hará contemplar todo el Conjunto Histórico-Artístico Nacional de este bonito pueblo.
En la recta final de la Ruta del Quijote, nos espera Ossa de Montiel, donde encontraremos dos pasajes de lo más destacados de la obra cervantina: la cueva de Montesinos y las ruinas del Castillo de Rochafrida, ambos en las inmediaciones de las Lagunas de Ruidera. Si bien estas lagunas aparecen en el Quijote, os hablaremos detenidamente de este increíble Parque Natural más adelante.
Para terminar la ruta, os aconsejamos acercaros a Ciudad Real y visitar el Museo del Quijote o realizar el tour del Quijote por Ciudad Real. Pero, sin lugar a dudas, creemos que el broche de oro a este precioso recorrido por el corazón de La Mancha se lo pone Almagro, considerado como uno de los pueblos más bonitos de Castilla-La Mancha. Su Plaza Mayor, el Corral de Comedias o el Museo Nacional del Teatro son algunos de los lugares que no os podéis perder y que se incluyen en el tour de Almagro al completo con entradas.
Os aseguramos que, si realizáis la Ruta del Quijote, no os olvidaréis jamás de este lugar.

3. Parques naturales de Castilla-La Mancha
Siguiendo la estela de pararse a disfrutar de un destino increíble como es Castilla-La Mancha, no se nos ocurre mejor manera que detenernos en alguno de sus parques naturales. La comunidad manchega cuenta con más de 100 espacios protegidos con entornos naturales, parajes y actividades al aire libre que enamoran a los amantes de la naturaleza.
Uno de los más importantes es el Parque Natural Calares del Mundo y de la Sima, en el suroeste de la provincia de Albacete. En sus más de 19000 hectáreas se puede ver un terreno montañoso marcado por los paisajes kársticos que han marcado los diferentes cursos del río. El nacimiento del río Mundo y su cueva de los Chorros es uno de los puntos más importantes del parque. Aquí es donde se produce el fenómeno natural conocido como el “reventón”, un momento en el que el cauce del río sale con una fuerza descomunal y que llama la atención de visitantes y científicos de todas partes del mundo.
Por su parte, el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera es uno de los espacios más importantes y peculiares de Castilla-La Mancha. Este conjunto de 16 humedales a diferentes alturas crea saltos, arroyos y cascadas unidos y da cobijo a una gran variedad de flora y de fauna. Aunque se pueden explorar por libre, la visita guiada por las Lagunas de Ruidera os llevará a lo largo de este oasis en plena llanura manchega, conociendo la Laguna del Rey, La Lengua o las cascadas del Hundimiento o de la laguna Salvadora en una ruta a pie inolvidable. ¡Hasta Miguel de Cervantes reflejó la belleza de este paraje natural en su Don Quijote de la Mancha!

Entre las provincias de Guadalajara y Cuenca se emplaza el Parque Natural del Alto Tajo, un espacio protegido que ofrece un sinfín de rutas para conocer, como la Laguna de Taravilla. Además del territorio de gran valor que ha formado el cauce del principal río de la península ibérica, las diferentes Zonas de Especial Protección para las Aves son un disfrute para los amantes de la ornitología.
Sin salir de Guadalajara, concretamente al norte, se puede disfrutar del Parque Natural del Barranco del Río Dulce, un lugar que da vida a cascadas estacionales, torcas, meandros y parajes que explorar a pie o en bicicleta. ¡Una opción ideal para los más deportistas!
Aunque no pararíamos de mencionar los preciosos emplazamientos naturales de la comunidad, uno de los imprescindibles de Castilla-La Mancha es el Parque Natural de la Serranía de Cuenca, pues posee una de las masas forestales más importantes de toda la península. Asimismo, el Nacimiento del río Cuervo, declarado Monumento Natural en 1999, es uno de los puntos más destacados de este parque. Si os apetece descubrirlo, tenéis la posibilidad de realizar una excursión desde Cuenca que incluye la Ciudad Encantada y el Nacimiento del río Cuervo.
4. Gastronomía y vino, conocer la región a través del paladar
Hablar de Castilla-La Mancha y no mencionar sus delicias culinarias sería un auténtico delito. Empezando por sus vinos, la comunidad cuenta con 10 Denominaciones de Origen: La Mancha, Valdepeñas, Almansa, Jumilla, Manchuela, Mondéjar, Méntrida, Uclés, Ribera del Júcar y Pagos Vitícolas.
Castilla-La Mancha alberga bodegas que, pese a las adversidades a las que se han enfrentado a lo largo de su historia, están creando nuevos e interesantes proyectos que apuestan firmemente por el territorio y la calidad de sus viñedos. Desde la tradición del vino de Valdepeñas en la bodega Los Llanos, una de las más antiguas de La Mancha, el proyecto sostenible de los vinos orgánicos y naturales de las bodegas Gratias, en Casas-Ibáñez, hasta los proyectos familiares de las bodegas Fontana o Mont Reaga, en la región podéis realizar numerosas visitas guiadas con catas de vino que os harán conocer el indiscutible carácter del vino manchego.

En lo que a gastronomía respecta, en Castilla-La Mancha, se puede decir que se come muy bien. De norte a sur, los platos de la cocina manchega se caracterizan por su esencia sencilla, arraigada a la tierra y que han sabido convertir recetas de aprovechamiento en auténticos manjares.
Todo amante de la gastronomía debería tener en su radar platos de La Mancha tan exquisitos como el atascaburras, los duelos y quebrantos, las migas, el pisto o los gazpachos manchegos. Además, la oferta gastronómica renovada y actual es una de las grandes apuestas de la región para llegar a todos los públicos.
Para los más golosos, la región posee una amplia variedad de dulces que conquistan los paladares de los más exigentes, como los nuégados, las flores manchegas, el mazapán o los inconfundibles miguelitos de La Roda.
Más allá de las recetas más típicas que se pueden encontrar en las diferentes provincias, Castilla-La Mancha cuenta con productos estrella conocidos en el mundo entero y que cuentan con Denominación de Origen. El Queso Manchego, el Aceite de Oliva Virgen Extra, el Azafrán, la Miel de la Alcarria, el Ajo de Las Pedroñeras o las Berenjenas de Almagro. Sabor y tradición presente en cada bocado que cierran una ruta perfecta por Castilla-La Mancha.